Por: Philip Norman
En un vuelo transatlántico de finales de los 60, George Harrison – el "Beatle silencioso" – estaba sentado en primera clase con los ojos cerrados, canturreando en voz baja. Una azafata le preguntó si quería algo. “!Vete a la m***!” le espetó George. “¿No ves que estoy meditando?”
Después de que The Beatles descubrieran el misticismo y la India, George se aficionó a los cánticos obsesivamente y a hacer girar una rueda de oración. Pero lejos de traerle la paz interior prometida, sólo parecía ponerle de mal humor e irritable.
“Quería tanto ser un ser espiritual, pero nunca pudo alcanzar el nivel que deseaba", declaró su esposa Pattie. Ringo Starr comentó que su amigo tenía "dos bolsas: la de los rosarios y la de la cocaína"
Harrison lo reconoció y le dijo a uno de sus consejeros espirituales: "Quizá tenga algo que ver con mi condición de Piscis, un pez va por aquí y el otro por allá. Hay periodos en los que no puedo parar de cantar y otros en los que vuelvo a ser un demonio"
Esa doble personalidad fue la fuente de sus profundas tensiones internas desde los primeros días de The Beatles.
Al ser el más joven y tímido de la banda, a menudo carecía de confianza en sí mismo, pero también era el más testarudo y el que guardaba más rencor. Tras la disolución de The Beatles, dijo a un entrevistador: “No tenía confianza en mí mismo por haber pasado tantos años con Paul McCartney, porque me arruinó como guitarrista". Más tarde, empezó a llamarse a sí mismo "el Beatle de clase turista"
Era el siempre contradictorio "silencioso", tan rápido verbalmente como John Lennon en las conferencias de prensa; que aceptó el papel de guitarrista principal, dedicándose diligentemente a su diapasón mientras John y Paul competían por ser el centro de atención, pero que fuera del escenario era el más susceptible y temperamental de los cuatro; que arremetía contra "el mundo material", pero escribió la primera canción pop que se quejaba del impuesto sobre la renta.
Su esquivo rechazo a ser encasillado podría ayudar a explicar el anonimato de la casa de su infancia, el 12 de Arnold Grove en Wavertree, Liverpool.
Las casas donde crecieron John y Paul se unieron hace tiempo a los castillos medievales y casas de campo conservados por el National Trust [Fundación Nacional para los Lugares de Interés Histórico o de Belleza Natural] británico, aunque cada uno de ellos es menos un monumento que un santuario.
No se ha concedido tal honor al número 12, que sigue siendo propiedad privada y al que inexplicablemente se le ha negado incluso una placa conmemorativa
George nació en febrero de 1943, en la misma habitación y en la misma cama que sus tres hermanos mayores. Su hermana Louise, de 11 años, lo tuvo en sus brazos cuando sólo tenía ocho horas de vida. Siempre recordará las palabras de su madre: "Cuídalo porque va a ser especial". Su padre inscribió su nacimiento y le puso el nombre de George sin consultar a su madre. "Si es suficientemente bueno para el Rey [George VI]", declaró Harold, "es suficientemente bueno para él"
La casa, situada en el centro de una terraza, tenía dos plantas y un par de habitaciones en cada una. En la parte delantera estaba el ‘mejor salón’, que sólo se utilizaba en ocasiones especiales. “Tenía un elegante suelo de linóleo", recordaba George, "y una suite de tres piezas, estaba helada y nadie entraba nunca en ella"
La vida familiar se concentraba en la cocina trasera, donde convivían dos adultos y cuatro niños en un espacio de no más de 3 metros por 3. Un fuego de carbón en su parrilla de hierro proporcionaba la única calefacción de la casa y no había ni cuarto de baño ni retrete interior.
De la pared de la puerta trasera colgaba una bañera de hojalata que, en las noches de baño, se ponía delante del fuego y se llenaba de calderos y cacerolas con agua calentada en la cocina de gas. En el patio trasero había un gallinero y un matadero al final del callejón que corría detrás de la terraza.
A los 11 años, George ganó una beca para ‘The Inny’, el Liverpool Institute High School para chicos. Lo odió desde el principio, rebelándose contra su uniforme, sus castigos corporales y sus normas draconianas. “Esté aquí, quédese allí, cállese, siéntese", recitaba décadas más tarde, a sus 50 años. “Fue la peor época de mi vida. Fue entonces cuando llegó la oscuridad". La llegada del rock and roll a los 12 años le dio una salida a esa rebeldía. Sus padres le compraron su primera guitarra acústica y aprendió por su cuenta con el manual ‘Play In A Day’ de Bert Weedon, al parecer el único hombre en Gran Bretaña que sabía tocar la guitarra eléctrica, un instrumento tan desconocido que se prohibió en los programas de televisión por riesgo de incendio.
Tras triunfar tocando en varias bandas de skiffle, convenció a sus padres para que le compraran su propia guitarra eléctrica: una llamativa Hofner President. Le costó £ 30 libras, unas £ 500 libras hoy en día, y es posiblemente una de las guitarras más importantes de la historia británica, porque le hizo llamar la atención de un chico del curso superior al suyo en el Inny ... Paul McCartney.
Cuando Paul formó equipo con John Lennon en The Quarrymen, empezó a llevar a George a los ensayos. Al principio, John estaba irritado: "¿Quién es ese maldito chico que siempre anda por ahí? Pero el chico tenía una Hofner President y ya era evidente que podía tocar solos de guitarra rockeros.
En los años siguientes, cuando The Quarrymen se convirtieron en The Rainbows, The Silver Beatles y luego simplemente The Beatles, pasaron por una sucesión de bateristas, a veces eran un quinteto y Paul cambió la guitarra por el bajo. Pero George siempre fue el guitarrista principal.
Cuando dejó la escuela en 1959, se esperaba que George se convirtiera en electricista. Hizo un breve aprendizaje en los grandes almacenes Blacklers, donde se pasaba el día con un traje gris de caldera, subido a una escalera de mano, limpiando bombillas fluorescentes con un cubo de agua y una esponja. “Aprendí a jugar a los dardos y a beber catorce cervezas y tres de ron con grosellas, todo en una sola sesión"
El entrenamiento resultó útil cuando la banda empezó a actuar en el Cavern Club. Si un enchufe defectuoso se fundía y sus amplificadores se quedaban en silencio, John y Paul hacían un número de los Goon o cantaban el jingle televisivo del pan Sunblest, mientras George hacía acopio de sus conocimientos eléctricos para arreglar el problema. También tocaban en el New Cabaret Artists Club, un antro de mala muerte de Kimberley Street, como banda de acompañamiento de una stripper llamada Janice. Si lo hacían bien, ella se volvía al final y les daba un vistazo.
Una de las favoritas del público era Ramrod, un instrumental de Duane Eddy que George, con involuntaria idoneidad, acababa de aprender a tocar. La actuación de Janice era insulsa en comparación con todo lo que George vio, con sólo 17 años, cuando The Beatles entraron de contrabando en Alemania Occidental sin permiso de trabajo, para convertirse en la banda residente de rock 'n' roll en un club nocturno llamado Indra, en el barrio rojo de Hamburgo, el Reeperbahn.
Aquí podían ver a hombres y mujeres de todas las razas practicar sexo de a dos, de a tres o incluso de a cuatro, en todas las configuraciones posibles e improbables, o a mujeres desnudas luchando en un pozo de barro, animadas por rollizos hombres de negocios atados a un babero común para proteger sus trajes de las salpicaduras.
Sus aposentos eran una habitación de hormigón detrás de la pantalla de un cine porno, con el único lavabo en el baño contiguo para los clientes del Bambi Kino. Esto fue más fácil para George que para los otros Beatles, dijo, "porque yo vivía en una casa sin baño"
En este infierno, George perdió su virginidad, la falta total de privacidad lo convirtió en una iniciación formal. “Mi primer polvo fue con Paul, John y [el baterista] Pete Best mirándome", recuerda. Estábamos en literas. En realidad, no podían ver nada porque yo estaba bajo las sábanas, pero cuando acabé aplaudieron y vitorearon. Al menos se callaron mientras lo hacía"
Cuando la policía descubrió que George era menor de edad y que la banda no tenía permisos, fueron deportados. Su condición de miembro menor continuó en Liverpool, donde el grupo fue descubierto por el empresario local Brian Epstein y consiguió un contrato discográfico con Parlophone.
En su primer LP, Please Please Me, el productor George Martin trató al guitarrista con abierto desdén. Cuando llegaba el momento de su solo, si a Martin no le gustaba lo que oía, el productor se dirigía al piano e improvisaba bruscamente una alternativa. Años más tarde, con gran remordimiento, admitiría: 'Siempre fui bastante bestia con George'
John y Paul eran igual de despectivos. Sólo le dieron una canción para cantar en ese álbum debut, un tema de Lennon-McCartney titulado: ‘Do You Want To Know A Secret?’, la letra era una burla a Epstein, que pensaba que la banda no sabía que era gay.
No se interesaban por las canciones de George y al principio parecía casi avergonzado de escribirlas.
En un viaje a Estados Unidos en 1963 para visitar a su hermana Lou, justo antes de que estallara la Beatlemanía, se unió a un grupo beat semiprofesional local, The Four Vests, para unos cuantos conciertos locales. Al menos uno de los miembros del público quedó impresionado y le dijo al bajista Gabe McCarty: "Si ese tío está probando contigo, deberíais contratarlo"
McCarty recuerda: "George me preguntó si había escrito alguna canción. Le dije que no, que nunca. Abrió una bolsa de cuero y tenía unas 16 canciones escritas a mano y algunos acordes y letras. Y me dijo: ‘Si esto te sirve de ayuda, puedes cogerlas y usarlas'. Me dio un álbum que hicieron The Beatles y las metí todas ahí, dentro de la portada”. ¿Eran canciones que John, Paul y George Martin habían rechazado? Nunca lo sabremos. “Un año después, más o menos, tuve un incendio en mi tráiler y el álbum estaba allí", dice McCarty. Se quemó todo"
La amistad entre George y Lennon se fortaleció cuando ambos descubrieron el LSD.
"[Sobre el ácido] John y yo teníamos una relación muy interesante", recordaba. “Que yo fuera más joven o más pequeño no era ninguna vergüenza para él. A partir de entonces, pasé más tiempo con John que con cualquiera de los demás'.
Unos dos años más tarde, Paul admitió en la televisión nacional que había tomado LSD "unas cuatro veces". Para George, era el típico roba cámaras de McCartney que, después de haber sido el último en probar el ácido durante aproximadamente 18 meses, "un día sale en televisión hablando de ello"
La droga desencadenó su fascinación por la India. Durante un viaje, se le ocurrió una frase que resonó en su mente: 'Yoguis del Himalaya'. Empezó a aprender a tocar el sitar, transformando el sonido de The Beatles y enviando a toda la música pop británica en busca de profundidades espirituales. Pero seguía luchando por estar en pie de igualdad con John y Paul en The Beatles y, en 1967, se sentía excluido y amargado. Para la canción que da título a Sgt Pepper's Lonely Hearts Club Band, Paul lo sustituyó en la guitarra solista.
Cuando Paul hizo el demo de ‘Hey Jude’ en el estudio por primera vez, al año siguiente, George propuso al instante una parte de guitarra solista, un riff que respondía a cada verso de la estrofa. Paul la rechazó, diciendo que ya se había decidido por un arreglo de piano que tocaba él mismo. El resultado fue su primera pelea pública en años. No sería ni la última ni la peor.
George sufrió una crisis de confianza en su forma de tocar la guitarra y de componer. Pero algo excepcional iba a surgir de ello.
Mientras estaba con sus padres en la casa que les había comprado en las afueras de Warrington, Lancashire, meditaba sobre el ‘I Ching’ o ‘Libro de los Cambios’, el antiguo texto chino que sostiene que todo sucede por una razón preestablecida y que no existen las coincidencias. Entonces, abriendo otro libro al azar, las primeras palabras que leyó fueron ‘gently weeps’ (llora suavemente).
Los otros Beatles mostraron un interés mínimo por ‘While My Guitar Gently Weeps’ y se esforzaron poco en su primera versión. Pero esta vez, George se negó a ceder como había hecho con ‘Hey Jude’. Pidió a Eric Clapton que se uniera a él en Abbey Road, una sugerencia asombrosa, ya que aumentar el número de los cuatro sagrados era algo que nunca se había pedido a nadie. John no estaba en el estudio ese día, pero la presencia de Clapton despertó el interés de Paul por la canción lo suficiente como para tocar una dramática introducción de piano sobre el dolor de la guitarra.
El propio Clapton, normalmente el último hombre en la tierra que lloraría por una mujer, improvisó unos riffs que eran un auténtico grito.
El tema fue uno de los más destacados de todo el canon de The Beatles. Sin embargo, George sólo tenía tres temas en el doble LP terminado, el ‘White Album’. John y Paul tenían 26 entre los dos. Durante el rodaje de las sesiones de ‘Let It Be’, a principios de 1969, volvió a enfrentarse a Paul, esta vez ante las cámaras.
Mientras McCartney elaboraba la estructura de un número llamado ‘Two Of Us’ (un título que excluía implícitamente a la mitad de la banda), George añadió algunas pausas de guitarra solista. Paul se opuso y recordó su discusión sobre ‘Hey Jude’. Con sorna y sarcasmo, George replicó: “Bien, no me importa. Tocaré lo que tú quieras que toque. O no tocaré nada si no quieres que toque. Haré lo que sea para complacerte"
Su resentimiento no tardó en desbordarse, esta vez durante una discusión con John. George Martin fue el único testigo. “George y John llegaron a las manos. Uno pensaría que habría sido con Paul, pero fue John. Se silenció después”. Más tarde, George se acercó a John y Ringo mientras almorzaban y les dijo: 'Bueno, nos vemos en los clubs'
John se encogió de hombros y le dijo a su roadie que se pusiera en contacto con Eric Clapton. “Es igual de bueno y no da tantos dolores de cabeza"
George fue persuadido a volver cuando John lo visitó en casa con su novia Yoko Ono para disculparse.
Pero su desprecio por todo lo relacionado con The Beatles se resumió en su actitud ante el concierto en vivo propuesto para la película ‘Let It Be’. Una de las propuestas era utilizar un anfiteatro romano de 2.000 años de antigüedad en Túnez, al que su público sería transportado en el recién estrenado transatlántico Queen Elizabeth II, pero George se negó a ir a ningún lugar fuera de Gran Bretaña.
Al final, realizaron el espectáculo de despedida en el tejado de sus oficinas. George le dijo a su mujer Pattie que no se molestara en ir: 'No será interesante. No es nada"
The Beatles se habían desintegrado meses antes de que Paul confirmara casualmente la ruptura en abril de 1970, con un comunicado de prensa distribuido con su primer LP homónimo.
El primer álbum en solitario de George tras la ruptura fue una colección de tres discos rebosantes de canciones que The Beatles habían descartado o que, resignado a ser rechazado, nunca les había tocado.
Producido por Phil Spector y grabado a lo largo de cinco meses, ‘All Things Must Pass’ fue una obra maestra. Parecía responder a las preguntas de todo el mundo sobre hacia dónde se dirigía la música rock en esta nueva década: una fusión sin fisuras de estilos musicales orientales y occidentales que aligeraba la solemnidad de uno y daba nueva alma al otro.
Una voz vibrante de pasión y devoción, luminosos riffs de guitarra slide, cambios de acordes llenos de continuas diversiones y sorpresas: desde el ‘Sgt. Pepper’, ningún álbum había causado tanto impacto. Encabezó las listas británica y estadounidense durante siete y ocho semanas respectivamente, superando con creces al álbum ‘John Lennon/Plastic Ono Band’, que había aparecido una semana después, y al álbum de McCartney en abril.
‘My Sweet Lord’ se convirtió en el primer sencillo de un Beatle en solitario en alcanzar el número uno, y fue seis veces disco de platino. La revista Rolling Stone la calificó de "la Guerra y la Paz del rock and roll". Richard Williams, crítico de Melody Maker, comparó su lanzamiento con las primeras palabras en pantalla de la diosa más enigmática del cine mudo de Hollywood: "Garbo habla, Harrison es libre"
El pionero Concierto benéfico para Bangladesh, organizado por George al año siguiente, fue aún más influyente. Este concierto, que reunió a Bob Dylan y Ravi Shankar en el Madison Square Gardens de Nueva York, allanó el camino para acontecimientos como Live Aid, y fue la primera muestra significativa de conciencia social en un negocio musical que hasta entonces parecía centrado únicamente en la codicia y el egoísmo.
La disolución definitiva de The Beatles se produjo en mayo de 1974, cuando los cuatro firmaron un documento de 67 páginas por el que ponían fin a su asociación empresarial. Se suponía que esto iba a ocurrir en el Plaza de New York, pero Ringo estaba en Londres y anunció que firmaría los papeles allí.
Entonces John envió un mensaje a través de su amante, May Pang, diciendo que su astrólogo le había dicho que los astros estaban en una alineación desfavorable, y que no asistiría. En su lugar, envió un globo en su representación.
Sólo George y Paul estaban presentes, y no hablaban. Estaban sentados a dos metros de distancia, ignorándose mutuamente. “No tengo ni idea de lo que voy a firmar", murmuró George. “Sólo quiero que esto termine"
En una de sus últimas entrevistas, John dio un golpe: ‘All Things Must Pass’ estaba “bien”, dijo, “sólo que se alargó demasiado”. También se quejó de que George nunca le hubiera reconocido su ayuda en la letra de ‘Taxman’, "una de sus mejores canciones"
“No dije cómo escribí dos líneas de ‘Come Together’ o tres líneas de ‘Eleanor Rigby’", se enfadó George. “Creo que tendría más cosas que discutir con él que él conmigo"
En mitad de la noche, en diciembre de 1980, su hermana Louise llamó con la noticia de que John había sido asesinado a tiros en New York. Al día siguiente, George dijo a la prensa que se había dado la vuelta y se había vuelto a dormir.
“Y cuando desperté, seguía siendo verdad"
NOTA DE AUTOR: ADAPTACIÓN del libro “George Harrison: The Reluctant Beatle” por Philip Norman (Editorial Simon & Schuster Ltd, £25) que se publicará el 24 de octubre.
(Publicado en The Mail On Sunday el 22 de octubre del 2023)
[Traducido y editado por Guillermo Velarde para Mundo Beatle]
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