Yoko Ono en New York, 1973. Foto: Koh Hasebe/Shinko Music/Getty Images
Por: Jonathan Jones
En 1966, una mujer se sentó en el Simposio de Destrucción en el Arte del Centro África de Londres e invitó a la gente a cortarle la ropa. Era una época en la que Yves Klein usaba mujeres desnudas como pinceles y Allen Jones hacía esculturas de mujeres vestidas fetichistas que posaban como muebles. Pero Yoko Ono controlaba su propio autosacrificio. Era la tercera vez que realizaba esta acción paradójicamente pasiva, y en cada ocasión era el público quien se exhibía al cortarle la ropa con tijeras.
Este fue también el comienzo de una estancia en Londres para la artista neoyorquina de origen japonés que la catapultaría del anonimato vanguardista a la fama mundial. Su exposición en la Galería Indica ese mismo año recibió la visita de John Lennon, quien por una de sus obras, subió una escalera que llegaba hasta el techo. En la cima, usó una lupa para leer la diminuta palabra "SÍ". El amor que surgió ese día sería culpado de la ruptura de los Beatles.
!Menudo tema para una biografía épica y profunda! . Desafortunadamente, David Sheff opta por una hagiografía polémica, cabalgando como un caballero andante para atacar a los detractores cuya "flagrante misoginia y racismo" Yoko ha sufrido (la llama "Yoko" en todo momento). Usa esta retórica a diestra y siniestra, pero es impreciso en los detalles. Cuando ella y Lennon se volvieron inseparables, afirma: "Comentarios racistas y sexistas vinieron de la prensa, los fans, el círculo de los Beatles y los demás Beatles", pero la única prueba que aporta de que los propios Beatles fueran "racistas y sexistas" es la inocente declaración de Paul McCartney en el 2021: "No nos entusiasmó demasiado porque era como: '¿Quién es? ¿Y por qué está sentada en mi amplificador?'"
Ono nació en 1933 en una de las familias más adineradas de Japón. Esta herencia se aborda de forma superficial: ella es una víctima, a quien se le da seguridad material, pero se le niega el afecto emocional. Sin embargo, es su compleja formación religiosa, budista y cristiana, la que moldeó su arte. En su 'Painting to Be Stepped On' (Pintura para ser pisada), se inspiró en la historia de cómo a los cristianos japoneses se les ordenó pisar una imagen de Cristo o morir.
Se mudó a Estados Unidos como estudiante y se dirigió a la escena experimental neoyorquina de los años 60, donde los provocadores más extremos eran músicos y compositores clásicos. Sheff está decidida a ver a Ono como una rebelde contra su crianza, pero su padre era un pianista clásico cuya familia lo obligó a ser banquero, y ella también aprendió piano. Esta alta formación cultural la preparó idealmente para contribuir al caos intelectual que fue Fluxus, un movimiento artístico inspirado en parte por John Cage, cuya composición de 1952, 4’33”, es muda, pero cuenta con una partitura formal.
Ono estaba fascinada, al igual que Cage, por la partitura como un conjunto de instrucciones, por absurdas que fueran. Se convirtió en una compositora social, dando instrucciones oníricas: "Lleva una bolsa de guisantes. Deja un guisante dondequiera que vayas". Sheff ve este arte como una expresión cruda del trauma cuando es multifacético, poético, quizás budista (y cristiano) y divertido. ¿Qué podría ser más caprichoso que una mujer caminando por New York con una bolsa de guisantes, dejando uno dondequiera que va?. Incluso su vocalización atonal puede percibirse no como un dolor primario, sino como una alegría primaria.
El dolor real estaba por venir. Sheff conocía a Ono desde la última entrevista con ella y Lennon, antes de que Lennon fuera asesinado a tiros en diciembre de 1980. Es más acertado en este período, logrando una exclusiva importante en su entrevista con Sam Havadtoy, amigo de Ono y, tras la muerte de Lennon, socio. Obtenemos una vívida imagen de la vida en el Edificio Dakota, donde Ono era la gerente del apartamento de abajo, mientras que Lennon, en el de arriba, era el padre principal de su hijo, Sean. Havadtoy es franco sobre la magnitud surrealista de la dependencia de Ono de las tarotistas y los adivinos en aquella época. El final del libro, en el que Ono obtiene el reconocimiento del mundo del arte y la música, es una tediosa gira triunfal de citas de peces gordos de la cultura.
Entiendo el deseo de Sheff de reconocerle a Ono lo que se merece; soy uno de los entusiastas que cita. Pero una biografía requiere objetividad. Por otra parte, quizá sea imposible ser objetivo con alguien que, desde 1966, ha vivido en un sueño o pesadilla pop donde el odio y el amor son indistinguibles. Tras el asesinato de Lennon, Ono sufrió amenazas y allanamientos de morada por parte de sus "fans". Yoko Ono: ¿bruja o santa? Parece que no tiene la opción de ser ninguna de las dos.
'Yoko: A Biography' de David Sheff es publicado por Simon & Schuster (£25)
(Publicado en The Guardian el 2 de abril del 2025)
[Traducido y editado por Carlos E. Larriega para Mundo Beatle]
Entiendo el deseo de Sheff de reconocerle a Ono lo que se merece; soy uno de los entusiastas que cita. Pero una biografía requiere objetividad. Por otra parte, quizá sea imposible ser objetivo con alguien que, desde 1966, ha vivido en un sueño o pesadilla pop donde el odio y el amor son indistinguibles. Tras el asesinato de Lennon, Ono sufrió amenazas y allanamientos de morada por parte de sus "fans". Yoko Ono: ¿bruja o santa? Parece que no tiene la opción de ser ninguna de las dos.
'Yoko: A Biography' de David Sheff es publicado por Simon & Schuster (£25)
(Publicado en The Guardian el 2 de abril del 2025)
[Traducido y editado por Carlos E. Larriega para Mundo Beatle]
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