En el fascículo del domingo 26 de junio de The Sunday Telegraph en la página 11 se encuentra la reseña del crítico Neil McCormick que le concede 5 estrellas a la presentación de Paul McCartney en el Pyramid Stage de Glastonbury el día sábado. El título de su nota hace referencia a que el Fabuloso tuvo un encuentro con el coro más grande del mundo en una noche celestial.
Paul McCartney volvió a Glastonbury, una noche después que Billie Eilish de 20 años conservaba la distinción de ser el exponente misical más joven del festival. Por su parte, Macca con sus 80 años se presentaba como el más longevo. Pero si se quería examinar eso como una competición, de verdad no habría competencia. McCartney con su repertorio Beatle, Wings y solista además de su capacidad de saber exactamente que ofrecerle al público que tenga la mejor recepción, logró entusiasmar a los asistentes. Tan solo bastaba apreciar su interpretación de "Hey Jude" con un coro de 200,000 personas.
Los detractores señalan que Paul ya no canta como solía hacerlo. Es cierto que con el paso de los años se ha debilitado y se ha vuelto más fragil, pero el no utiliza pista para crear la ilusión de eterna juventud. Se apoya en su banda para cubrir los inconvenientes que puedan dar su esfuerzo por alcanzar las notas y en algunos temas el sentido de fragilidad de su voz añade una tierna intensidad a las interpretaciones.
A pesar que ya no se vive lo de los sesentas con ese sentimiento hippie de paz y amor por un momento gracias al fabuloso Paul McCartney nos da la sensacion que 'las cosas cada vez mejoran todo el tiempo'
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