domingo, 23 de marzo de 2025

LA MUJER QUE SEPARÓ A THE BEATLES: POR QUÉ TODO LO QUE CREES SABER SOBRE YOKO ONO ES ERRÓNEO

David Sheff pasó muchas horas con Yoko Ono y John Lennon y tiene una opinión firme sobre su talento y sobre cómo transformó profundamente la cultura pop.

Por: Rosa Silverman

                          
                                      Lennon y Ono durante su "Bed-In" en 1969. Una narrativa mediática popular insinuó 
                                      que Ono de alguna manera controlaba a Lennon. 
                                      Crédito: Mark y Colleen Hayward/Redferns

Yoko Ono ha sido caracterizada por muchas cosas a lo largo de su vida, la mayoría negativas. Incluso ahora, se la sigue considerando, con cierta indiferencia, como la mujer que separó a los Beatles.

Pero no era una groupie ni una simple figura; Ono era, de hecho, una artista de vanguardia que planteaba preguntas desafiantes sobre el arte en sí mismo mucho antes de conocer a Lennon, como pretende demostrar un nuevo libro sobre ella. El mundo del arte ha empezado a apreciarla tardíamente, dedicándole una retrospectiva en la Tate Modern el año pasado. Pero para muchos otros, siempre ha sido, como escribe su biógrafo David Sheff, "una caricatura, una curiosidad o incluso una villana: una seductora inescrutable, una estafadora manipuladora y una impostora desquiciada que hipnotizó a Lennon y disolvió la mejor banda de la historia"

Esta, señala, es su representación en muchos de los miles de libros y artículos escritos sobre los Beatles. Ahora, en 'Yoko: A Biography', Sheff se propone cambiar eso; sacar a la luz cada cliché de Yoko Ono y exponerlo como la idea misógina, racista o errónea que es. Busca aclarar las cosas.

“Ese es mi objetivo: que la gente la vuelva a ver y comprenda lo importante que fue para el arte, la música, el feminismo y el activismo; cuánto más que ser la esposa de un Beatle”, dice Sheff.

Habla por Zoom desde su casa, a una hora aproximadamente al norte de San Francisco. Más allá de su ventana, una ligera niebla matutina flota en el aire. Sentado en su escritorio, una presencia amable, seria y de voz suave, espera que su relato de la vida de Ono desvanezca la idea popular sobre ella y la reavive.

Sheff está en una posición ideal para hacer justicia a la historia de Ono. Como escritor y periodista estadounidense, su obra más famosa es probablemente su exitosa autobiografía sobre la lucha de su hijo contra la adicción a la metanfetamina, 'Beautiful Boy', que fue adaptada en una aclamada película protagonizada por Timothée Chalamet en el 2018. Menos conocida es su amistad de décadas con Ono, que le sirve como lente a través del cual aborda su tema. Si esto lo hace parcial, insiste en que se propuso ofrecer una versión con todo y sus defectos. Pero también reconoce que su amistad es lo que le permite tener una perspectiva diferente sobre Ono, de 92 años.

Todo empezó en 1980, cuando Sheff, de 24 años, consiguió un encargo para entrevistar a Lennon y Ono para la revista Playboy. Acceder a una de las parejas más famosas del mundo fue, como era de esperar, difícil. Tras haberse retirado del foco de atención, disfrutaban de una vida tranquila y limpia en su complejo de apartamentos del edificio Dakota de New York, en el Upper West Side. Sin desanimarse, el emprendedor Sheff los inundó con una lluvia de cartas, que finalmente llegaron a un productor que trabajaba con Lennon y Ono en su álbum Double Fantasy. Sheff recibió una llamada del asistente de Ono, quien le preguntó cuándo había nacido.


                          Ono y Lennon durante una conferencia de prensa en 1973. Ahora, Sheff busca 
                           demostrar que fue mucho más que una simple "esposa de un Beatle"
                           Crédito: Bettmann

"Porque, al parecer, así es como Yoko tomaba muchas decisiones en su vida y en sus negocios: basándose en los horóscopos y las cartas numerológicas de la gente", dice Sheff.

Por suerte, sus estrellas fueron satisfactorias para Ono, y Sheff recibió una invitación para viajar de Los Ángeles a Nueva York para conocerla. “Confirmó que mis números eran buenos y que coincidían con los de John, y después de esta reunión accedió a la entrevista”, recuerda.

Lo que siguió fue un período con el que los cronistas mundiales de los Beatles solo podrían haber soñado: tres semanas con Lennon y Ono, durante las cuales le ofrecieron a Sheff una visión íntima de su matrimonio y sus pensamientos. Los acompañó al estudio de grabación, pasó tiempo con ellos en su cocina, los acompañó a pasear (con Lennon y Ono caminando de la mano), a comer y a cenar.

“Fue algo extraordinario”, dice. “Simplemente me dejaron entrar en sus vidas durante esas tres semanas”

Lennon tenía un motivo oculto: quería que el mundo viera lo que él veía en Ono. “Parte de la razón por la que hizo la entrevista, y [por qué] se mostró tan apasionado e inflexible durante toda la misma al centrarse en Yoko, es que quería que la gente comprendiera lo que él entendía de ella como artista y como persona”, dice Sheff.

Durante esas tres semanas, y durante los años siguientes, Sheff tuvo claro que el mundo, efectivamente, la había malinterpretado. Admite que antes de conocerla, había asimilado parte de la narrativa mediática de que, de alguna manera, ella controlaba a Lennon. Además del mito de que había separado a los Beatles, se la veía como una rompehogares (Lennon había dejado a su primera esposa, Cynthia, por ella, la madre de su primer hijo, Julian); como una “arpía” que mantenía a su marido “como a un perro con correa”, en palabras de Sheff.

Lo que Sheff vio fue algo muy diferente. "Se adoraban", dice. "Se iluminaban cuando el otro entraba. Bromeaban mucho. John bromeaba especialmente con Yoko, con mucho cariño. La gente comentaba que Yoko rara vez sonreía en público, pero en privado sonreía mucho. Con John se reía un poco, eran muy cariñosos. La suya fue una auténtica historia de amor de nuestra época"

A mediados de los 70, estuvieron separados durante 18 meses, un periodo que Lennon denominó eufemísticamente su "fin de semana perdido". Él se estaba volviendo dependiente, "difícil de convivir", y Ono a veces se sentía "asfixiada" por él, escribe Sheff. Durante este tiempo, Lennon mantuvo una relación con la asistente de Ono, May Pang (incentivada por la propia Ono), y bebía en exceso. "Decía que podría haberse muerto de tanto beber", cuenta Sheff.

Pero para septiembre de 1980, cuando Sheff estaba con ellos, la pareja había dejado atrás su adicción al alcohol y la heroína e intentaba seguir una dieta macrobiótica, aunque con frecuencia se salían de esa dieta. Su nevera estaba llena de chocolate.

"El azúcar era quizás su debilidad... pero no había alcohol ni drogas", dice Sheff. Lennon habló de lo difícil que había sido concebir un hijo y de cómo un acupunturista les había aconsejado dejar las drogas y el alcohol. Su hijo, Sean Ono Lennon, tenía casi cinco años, y Lennon era un padre cariñoso y muy involucrado. Se subía con él al trampolín del circo en la enorme sala de juegos, o lo sostenía en su regazo, bromeando, acurrucándolo y cantándole.


Lennon y Ono afuera de los apartamentos Dakota, donde vivían en Nueva York, 1980. 
Crédito: Allan Tannenbaum

"Era John Lennon, era un Beatle, había logrado todo lo que cualquiera podría lograr, era un genio en cuanto a su producción creativa, y sin embargo, lo que, según él, le había dado la única satisfacción, la única verdadera cima de su vida, había sido su relación con Yoko y ser padre", dice Sheff.

Lennon salía temprano del estudio de grabación para acostar a Sean. Le contó a Sheff su irritación cuando, según Lennon, Paul McCartney apareció sin avisar, interrumpiendo la armonía familiar. Aunque a veces era agradable ver a su antiguo compañero de banda, Lennon habló de una época en la que estaba "realmente molesto con [Paul] por aparecer sin más [en el Dakota]. Dijo: 'Estoy cuidando al bebé y aparece este tipo y quiere hablar de los viejos tiempos'. Dijo que cuando creces, dejas a los chicos atrás y de vez en cuando apetece juntarse para tomar unas cervezas o algo, pero te vas y vives tu vida, te casas y formas una familia, y esa es tu vida"

Así era la vida de Lennon por aquel entonces. Ono seguía dedicada a su trabajo y a su marido.


Sean Lennon, retratado en el 2024 , es el único hijo de Yoko Ono y John Lennon y medio hermano de Julian Lennon.  Crédito: Jason Mendez.

Los Beatles siguen inspirando un flujo constante de libros y documentales, y el interés no parece disminuir. 'Borrowed Time: Lennon’s Last Decade', un documental de Alan G. Parker, llegará a los cines británicos en mayo. Las cuatro películas de Sir Sam Mendes sobre los Beatles, cada una vista desde la perspectiva de uno de sus miembros, están programadas para el 2027. Sin embargo, se ha escrito relativamente poco sobre la trayectoria y la obra de Ono.

Con su prosa sobria y sencilla, Sheff adopta un enfoque cronológico para ambos, lo que significa que Lennon no aparece en el libro hasta casi 60 páginas después. El efecto deliberado es que Ono se define no en relación con su esposo, más famoso, sino como persona y artista por derecho propio.

Aprendemos sobre su infancia, nacida en Japón en 1933 en el seno de una familia prominente y privilegiada. Sus padres eran "distantes y desdeñosos... inaccesibles", escribe Sheff. La joven Yoko ansiaba amor y conexión, "pero esas necesidades nunca se satisficieron en su juventud, y en respuesta, construyó muros entre ella y los demás"

Su distanciamiento llegó a ser visto como arrogancia, "pero enmascaraba un profundo anhelo y tristeza", como relata Sheff. Es quizás una de las muchas maneras en que Ono fue incomprendida.

Tenía ocho años cuando la Segunda Guerra Mundial azotó Japón en 1941. Para escapar del bombardeo incendiario de Tokio, fue evacuada a un pueblo donde, a pesar de la riqueza de su familia, se vio obligada a mendigar comida en medio de la escasez. A veces se moría de hambre. Después de la guerra, siendo adolescente, sufrió tal depresión que intentó suicidarse.

Sheff describe cómo las dificultades de la guerra, la pobreza emocional y la soledad de su infancia la llevaron a refugiarse en su imaginación. A falta de comida o amor, imaginaba.

En este contexto de dolor, anhelo y esperanza de algo mejor, Ono forjó su identidad como artista en New York en las décadas de 1950 y 1960.


Ono, fotografiada en 1967 , hizo arte experimental continuamente durante los cincuentas y sesentas.
Crédito: Mirrorpix.

Entre una comunidad dispersa de artistas influenciados por el dadaísmo y Marcel Duchamp, e inspirados por el compositor vanguardista John Cage, Ono creó arte sin parar. Su obra era caprichosa, experimental y efímera. No se ajustaba a las ideas tradicionales de lo que era o debería ser el arte. Exigía al público la participación en su creación y significado.

Había una 'Painting To Be Stepped On' (Pintura para Pisar), un lienzo en el suelo sobre el que se invitaba al público a caminar. 'Pea Piece' contenía la instrucción: "Lleva una bolsa de guisantes. Deja un guisante dondequiera que vayas". En 'Kitchen Piece', escribió: "Cuelga un lienzo en la pared. Tira sobre él todas las sobras que tengas en la cocina ese día. Puedes preparar comida especial para la obra"

¿Era arte? Eso dependía mucho de la perspectiva, y posiblemente de la fecha de nacimiento. En aquella época, muchos responderían que no. Hoy, muchos Premios Turner después, estamos mucho más familiarizados y cómodos con este tipo de arte conceptual. La exposición de Ono del año pasado en la Tate Modern, 'Música de la Mente', que recibió buenas críticas, podría considerarse una especie de reivindicación.

Pero hace seis décadas, la ruptura lúdica, irreverente y a veces política de Ono con el statu quo, en lo que entonces era un mundo artístico sexista, puede considerarse pionera.

Como explica Sheff, sus piezas instructivas perturbaron la relación entre público y artista. Un día fatídico de 1966, su arte también dio lugar a una nueva relación, no entre artista y público, sino entre dos artistas. El otro era Lennon.

Ese otoño, Ono expuso su obra en la Indica Gallery del centro de Londres. Lennon llegó la noche anterior a la inauguración y fue presentado a Ono por el propietario de la galería, John Dunbar. Una de las obras de Ono expuestas se llamaba 'Apple'. Consistía simplemente en una manzana sobre un soporte. Debía representar el ciclo de la vida, y la idea era que se pudriera y luego se desintegrara. Lennon tenía otras ideas y le dio un mordisco.

Luego centró su atención en 'Ceiling Painting' (pintura del techo) de Ono, que consistía en una escalera que subía hasta el techo, con la palabra "sí" impresa en un trozo de papel. Lennon subió por la escalera, leyó la palabra y quedó impresionado.


'Ceiling Painting' de Ono de 1966, que ella caracterizó como un viaje hacia la esperanza. Crédito: Mirrorpix.

Pero 'Painting To Hammer a Nail' (pintura para clavar un clavo) fue lo que lo decidió. Un panel de madera blanca colgaba de la pared, mientras que un martillo colgaba de una cadena y una lata de clavos estaba colocada en una silla debajo. Ono aceptó que Lennon clavara un clavo si pagaba cinco chelines. Él respondió que le daría cinco chelines imaginarios y clavaría un clavo imaginario. Fue entonces, según le contó Lennon a Sheff más tarde, cuando realmente se conocieron.

Se ha sugerido que Ono persiguió a Lennon. Pero este es otro lema desmantelado por Sheff, quien cita la rotunda negación de Dunbar de esa versión de los hechos. Ono era "demasiado buena onda" para acosar a Lennon, según Dunbar. Ella no lo persiguió en taxi, como se ha afirmado. Él debería saberlo porque, como él mismo señaló, estaba allí.

Lo que Sheff presenció más tarde fue que Lennon dependía de Ono. "Eso era parte fundamental de su relación", dice. "John perdió a su madre de joven. Decía que siempre buscaba una figura materna, y Yoko realmente se la proporcionó. Dijo: 'Yo era el famoso y recibía mucha atención, pero ella me enseñó a ser una persona. Me enseñó todo lo que sé'. Y por mucho que ella sintiera cariño por John, era más bien que John estaba realmente obsesionado con Yoko de esa manera"

Él la llamaba "madre" todo el tiempo, dice Sheff. "Creo que habría sido el primero en admitir que realmente la necesitaba... Era un devoto suyo"

El público tenía sus propias opiniones. A las afueras de los estudios Abbey Road en Londres, los fans se burlaban de la pareja a su paso. La prensa también se mostró hostil. El racismo y el sexismo flagrantes impregnaban los ataques contra Ono, provenientes de una fuente aparentemente inagotable.

Estos prejuicios han sido denunciados desde entonces; sin embargo, Sheff cree que la misoginia y el racismo siguen sustentando las reacciones hacia Ono hoy en día. Espera que con el tiempo esto cambie.

También espera acabar con esa otra famosa idea errónea. Escribe que "John, no Yoko, separó a los Beatles" cuando anunció su salida de la banda. Y aunque admite que Ono fue una "catalizadora", Sheff sugiere que, sin su consentimiento para permanecer al lado de Lennon durante las sesiones que dieron lugar a los últimos álbumes de los Beatles, el cantante podría haberse marchado antes.

“Hay una versión de la historia de los Beatles en la que no habría Let It Be ni Abbey Road sin Yoko”, escribe Sheff.


'John, no Yoko, separó a The Beatles' , escribió Lennon sobre la separación de la banda en 1970. 
Crédito: Michael Ochs Archives. 

Tras la separación de la banda, Lennon y Ono se mudaron a Nueva York en 1971. Así como se habían unido gracias a chelines y clavos imaginarios, la imaginación era un tema central en su relación y su mensaje. Creativamente hablando, fue un ideal fructífero, y en 2017, Ono fue añadida a los créditos de composición del éxito de Lennon de 1971, Imagine, que invitaba al mundo a imaginar que “no hay nada por lo que matar o morir”. Su influencia en él fue inmensa, pero mal comprendida, argumenta Sheff.

“Ella realmente fue una figura odiada en la historia de los Beatles y en la historia del rock and roll. No creo que la gente la entendiera como artista, no entendían lo importante que era para John en términos de su arte”, afirma. Ella realmente influyó en John con obras específicas como Imagine y Give Peace a Chance, pero también… su creencia en el pensamiento positivo.


Ono y Lennon, una semana después de su matrimonio en 1969, realizaron una 'Encamada por la Paz' como protesta contra la Guerra de Vietnam. Crédito: Keystone.

La última vez que Sheff habló con Lennon fue por teléfono. Lennon había leído la entrevista de Sheff en Playboy y le había dicho lo feliz que estaba de que, a través de ella, la gente viera a Ono como él la veía. Sus últimas palabras a Sheff durante la entrevista fueron aún más conmovedoras.

“Creo que lo último que me dijo fue sobre cómo anhelaba el futuro, cuando, por supuesto, el futuro le deparaba que un par de meses después lo matarían”.

La noche del 8 de diciembre de 1980, Lennon recibió un disparo mortal de un fan, Mark Chapman, frente al edificio Dakota. Como millones de personas en todo el mundo, Sheff quedó devastado. Intentó llamar a Ono, pero no pudo, así que se dirigió directamente al aeropuerto y abordó un avión a New York. Había tantos fans reunidos frente al Dakota, llorando y cantando las canciones de Lennon, que Sheff no pudo llegar a la puerta.


Fans de John Lennon realizan una vigilia en New York luego que fuese asesinado en 1980.
Crédito: Hulton Archive

Cuando finalmente llegó a Ono, ella estaba destrozada. “Lloramos”, recuerda. “Estaba en su habitación y parecía que iba a desaparecer. Más tarde supe lo preocupada que estaba la gente a su alrededor por si intentaba suicidarse. Así de oscuro era estar con ella”

Entre lágrimas, hablaba de los planes que ella y Lennon tenían para el futuro: el musical de Broadway y la gira que habían planeado hacer; el álbum que aún no habían terminado (que se convirtió en 'Milk and Honey', y se lanzó en 1984). "Hablaba de cosas, y luego se derrumbaba y gritaba '!John!'", dice Sheff.

Ono permaneció como una sombra durante mucho tiempo después, dice. En medio de su dolor, lidiaba con amenazas y correos electrónicos de odio. Se rodeó de seguridad. Sheff fue su amiga durante este doloroso período y después.


Sheff, fotografiado en el estreno de la película 'Beautiful Boy' en el 2018, apoyó a Ono tras la muerte de Lennon. Crédito: Shutterstock.

"El primer año estuvo muy frágil, herida y traumatizada. Realmente sufrió una especie de estrés postraumático que la acompañó y se notaba cuando estaba con ella", dice. "Con el paso de los años se recuperó. No sé si alguna vez se recuperó del todo"

Mientras tanto, se sumergió en su trabajo y lanzó un álbum en solitario, 'Season of Glass', al año siguiente de la muerte de Lennon. "Realmente usó su arte como una forma de sanar", dice Sheff.

Continuó viéndola hasta aproximadamente el 2008, momento en el que Sheff se centró en ayudar a su hijo con sus problemas. Después de esto, mantuvieron el contacto hasta mediados de la década del 2010. Para cuando decidió escribir su biografía en el 2021, ya no estaban en contacto. Ono dejó de dar entrevistas, se retiró de su trabajo y se mudó al norte del estado de New York, donde aún vive en la granja que compró con Lennon.

Sean, ahora de 49 años, y Kyoko Ono Cox, hija de un matrimonio anterior de Ono, de 61, aceptaron hablar con Sheff para su biografía. Sheff cree que la propia Ono estaría encantada con el libro, ya que se centra en "la historia que la gente desconoce, en ella como artista... y en su continuo trabajo por la paz"

¿Cuál será su legado?

“El arte seguirá siendo importante. Parte de su música es importante. Pero creo que gran parte de su legado será su relación con John y el trabajo por la paz que realizaron”

Ono a veces decía que creía que la razón por la que ella y Lennon se juntaron fue para crear la canción Imagine. “Ese es probablemente su mayor legado”, añade Sheff.

Cuando las generaciones futuras reconsideren la perspectiva de Ono, parte del legado de Sheff podría ser la convincente contranarrativa que ha escrito sobre ella: una en la que Yoko ocupa el lugar que le corresponde en la historia de los Beatles y en la suya propia. Imagínense.

'Yoko: A Biography', de David Sheff, sale a la venta el 25 de marzo (Simon & Schuster, £25)

(Publicado en The Telegraph el 22 de marzo del 2025)
[Traducido y editado por Carlos E. Larriega para Mundo Beatle]

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