Por: Kenneth Womack
Paul McCartney y Brian Wilson se presentan juntos en la Segunda edición benéfica anual de Adopt-A-Minefield 'Open Hearts, Clear Mines' (KMazur/WireImage/Getty Images)
Al conmemorar el fallecimiento de Brian Wilson el miércoles a los 82 años, resulta difícil comprender la vastedad de su legado musical. De hecho, la magnitud de su huella creativa es prácticamente incalculable. Como líder de The Beach Boys, elevó la música estadounidense y la noción del arte discográfico de un plumazo a mediados de la década de 1960. Con ello, impulsó las aspiraciones de nada menos que los Beatles, lo que estableció una rivalidad informal que, de paso, transformaría la música popular. Ese legado sigue resonando hasta nuestros días.
Mucho se ha escrito sobre las conocidas luchas de Wilson con problemas de salud mental y el abuso de drogas. Pero quizás su mayor peligro —y, a la vez, su mayor fortaleza— residía en su ambición artística. A principios de los 60, se conformó con ser el compositor pop de una sucesión de éxitos de los Beach Boys: "Surfin' USA", "Surfer Girl", "Fun, Fun, Fun", "I Get Around" y "Help Me, Rhonda", entre muchos otros. Pero para 1964, Wilson se dio cuenta de que sus ambiciones por la música popular eran mucho mayores de lo que la marca soleada de los Beach Boys jamás podría aspirar a abarcar.
La situación empezó a tomar impulso con "Don't Worry Baby", la versión apenas velada que Wilson hizo de "Be My Baby" de The Ronettes, que él consideraba el mejor momento del pop. Después de que The Ronettes y el productor Phil Spector se negaran a grabar la composición, los Beach Boys lograron un éxito en el Top 40 con la canción. Pero Wilson, aun así, sintió el dolor del rechazo, así como la noción de que podía —o mejor dicho, debía— producir música más profunda que la que la imagen fantasiosa de los Beach Boys parecía implicar.
Mucho se ha escrito sobre las conocidas luchas de Wilson con problemas de salud mental y el abuso de drogas. Pero quizás su mayor peligro —y, a la vez, su mayor fortaleza— residía en su ambición artística. A principios de los 60, se conformó con ser el compositor pop de una sucesión de éxitos de los Beach Boys: "Surfin' USA", "Surfer Girl", "Fun, Fun, Fun", "I Get Around" y "Help Me, Rhonda", entre muchos otros. Pero para 1964, Wilson se dio cuenta de que sus ambiciones por la música popular eran mucho mayores de lo que la marca soleada de los Beach Boys jamás podría aspirar a abarcar.
La situación empezó a tomar impulso con "Don't Worry Baby", la versión apenas velada que Wilson hizo de "Be My Baby" de The Ronettes, que él consideraba el mejor momento del pop. Después de que The Ronettes y el productor Phil Spector se negaran a grabar la composición, los Beach Boys lograron un éxito en el Top 40 con la canción. Pero Wilson, aun así, sintió el dolor del rechazo, así como la noción de que podía —o mejor dicho, debía— producir música más profunda que la que la imagen fantasiosa de los Beach Boys parecía implicar.
'The Beach Boys' durante una sesión de grabación, 1966. (Michael Ochs Archives/Getty Images)
Las aspiraciones de Wilson de un legado más duradero comenzaron a florecer con mayor plenitud en 1965. Liberado del control tiránico que su padre, Murry, había ejercido sobre los Beach Boys como manager, Wilson se aventuró a la grandeza. Con el exitoso sencillo "California Girls", Wilson comenzó a cambiar drásticamente su enfoque musical, dedicando un esfuerzo desmesurado a la construcción de la introducción de la canción. Sus ambiciones se vieron impulsadas aún más por el revolucionario LP de los Beatles, 'Rubber Soul'. Para Wilson, el álbum fue una revelación, un desafío para replantearse la posibilidad de un álbum discográfico como declaración artística.
En 1966, Wilson lideró a The Beach Boys en la producción de 'Pet Sounds', la obra maestra que elevó la estatura del grupo para siempre. Con temas destacados como "Wouldn't It Be Nice" y "God Only Knows", 'Pet Sounds' vio a Wilson traspasar los límites de la experimentación y la instrumentación en el estudio, consolidando su nombre entre artistas como el productor de los Beatles, George Martin, en cuanto a redefinir los límites del arte discográfico.
Ese mismo año, con su minuciosa producción del exitoso sencillo de The Beach Boys, "Good Vibrations", Wilson parecía estar listo para explorar nuevas fronteras musicales. El abuso descontrolado de drogas y su deterioro mental frenaron los esfuerzos de Wilson en el siguiente álbum de The Beach Boys, 'Smile', que él mismo presentó como una "sinfonía adolescente a Dios". Mientras tanto, los Beatles, con sus propias ambiciones alimentadas por los logros de Wilson y The Beach Boys con 'Pet Sounds' y "Good Vibrations", produjeron declaraciones artísticas que eclipsaron a generaciones anteriores con 'Revolver' y 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band'
Si bien el resto de su vida creativa se vio eclipsado por 'Pet Sounds' y 'Good Vibrations', el enfoque visionario de Wilson en el estudio de grabación ha resonado a lo largo de las décadas, demostrando que la música popular tenía el poder tanto de estimular el entretenimiento masivo como de elevar los sentidos. Paul McCartney comentó célebremente que 'Pet Sounds' "me dejó atónito", y añadió que "nadie está formado musicalmente hasta que ha escuchado ese álbum"
Kenneth Womack es autor de una biografía en dos volúmenes sobre la vida y obra del productor de los Beatles, George Martin, y presentador de 'Everything Fab Four', un podcast sobre los Beatles distribuido por Salon. También es autor de 'Solid State: The Story of Abbey Road and the End of the Beatles', publicado en el 2019 para celebrar el aniversario 50 del álbum, 'John Lennon, 1980: The Last Days in the Life' y la biografía autorizada 'Living The Beatles Legend: The Untold Story of Mal Evans' (noviembre de 2023). Womack es profesor de inglés y música popular en la Universidad de Monmouth.
(Publicado en Salon el 12 de junio del 2025)
[Traducido y editado por Carlos E. Larriega para Mundo Beatle]
Ese mismo año, con su minuciosa producción del exitoso sencillo de The Beach Boys, "Good Vibrations", Wilson parecía estar listo para explorar nuevas fronteras musicales. El abuso descontrolado de drogas y su deterioro mental frenaron los esfuerzos de Wilson en el siguiente álbum de The Beach Boys, 'Smile', que él mismo presentó como una "sinfonía adolescente a Dios". Mientras tanto, los Beatles, con sus propias ambiciones alimentadas por los logros de Wilson y The Beach Boys con 'Pet Sounds' y "Good Vibrations", produjeron declaraciones artísticas que eclipsaron a generaciones anteriores con 'Revolver' y 'Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band'
Si bien el resto de su vida creativa se vio eclipsado por 'Pet Sounds' y 'Good Vibrations', el enfoque visionario de Wilson en el estudio de grabación ha resonado a lo largo de las décadas, demostrando que la música popular tenía el poder tanto de estimular el entretenimiento masivo como de elevar los sentidos. Paul McCartney comentó célebremente que 'Pet Sounds' "me dejó atónito", y añadió que "nadie está formado musicalmente hasta que ha escuchado ese álbum"
Kenneth Womack es autor de una biografía en dos volúmenes sobre la vida y obra del productor de los Beatles, George Martin, y presentador de 'Everything Fab Four', un podcast sobre los Beatles distribuido por Salon. También es autor de 'Solid State: The Story of Abbey Road and the End of the Beatles', publicado en el 2019 para celebrar el aniversario 50 del álbum, 'John Lennon, 1980: The Last Days in the Life' y la biografía autorizada 'Living The Beatles Legend: The Untold Story of Mal Evans' (noviembre de 2023). Womack es profesor de inglés y música popular en la Universidad de Monmouth.
(Publicado en Salon el 12 de junio del 2025)
[Traducido y editado por Carlos E. Larriega para Mundo Beatle]
No hay comentarios:
Publicar un comentario