martes, 23 de septiembre de 2025

JOHN Y YOKO SE CONVIRTIERON EN LA HISTORIA DE MI VIDA

El antiguo locutor de radio Elliot Mintz, que conoció al ex Beatle en la década de 1970 a través de la esposa artista de la estrella, comparte la extraordinaria historia de una amistad que solo terminó con el asesinato de Lennon en 1980 y que aún hoy sigue resonando en su propia existencia.

Por Karen Rockett

TODO comenzó en un programa de radio nocturno y se convirtió en una amistad para toda la vida con la pareja más famosa del planeta. Cuando entrevistó a Yoko Ono en 1971 sobre su disco Fly, el locutor de radio estadounidense Elliot Mintz no tenía ni idea de que eso marcaría el comienzo de una relación con ella y John Lennon que cambiaría el rumbo de su vida.


Mintz, de 80 años, antiguo DJ y personalidad radiofónica, ocupó un fascinante asiento en primera fila en el psicodrama de la pareja de famosos más cautivadora y posiblemente más escandalosa de la década de 1970.

Amigo primero de Yoko y luego también de Lennon, pasaba tanto tiempo al teléfono con ellos cuando él estaba en Los Ángeles y ellos en Nueva York, que instaló una “línea directa con Lennon” especial en su casa para recibir sus llamadas a cualquier hora del día y de la noche.
 
Hubo viajes por carretera y fiestas y, tras el asesinato del ex Beatle en diciembre de 1980, fue Mintz a quien Yoko encargó la enorme y onerosa tarea de catalogar todas las posesiones de Lennon para ayudar a preservar el legado del músico.

Entre ellos se encontraba el material que más tarde serviría de base para ‘The Lost Lennon Tapes’, una serie documental musical presentada por Mintz, compuesta por un episodio de estreno de tres horas y 218 episodios de una hora que atrajo a siete millones de oyentes semanales y se emitió en seis países durante cuatro años.

Más conmovedora fue la bolsa con la ropa ensangrentada y las famosas gafas de montura redonda de Lennon, devueltas por la policía.

Ahora, casi 45 años después del asesinato de Lennon en Nueva York, Mintz ha escrito unas memorias, con el apoyo del hijo de la pareja, Sean Ono Lennon, sobre su extraordinaria e improbable amistad con John y Yoko.

Aunque está repleto de anécdotas y reflexiones sobre su matrimonio, Mintz admite que hay algunas cosas que se ha guardado.

“Tenía libertad para escribir lo que quisiera, pero mi editor me dijo que quizá debería pensármelo dos veces antes de publicar algunas cosas”, afirma.

“Así que sí, hay cosas que omití, aunque no tenía por qué hacerlo, como las fantasías sexuales que John compartió conmigo en un avión y que sé que serían absolutamente fascinantes para los fans de los Beatles, pero me parecieron demasiado lascivas como para incluirlas. Era mi mejor amigo y me parecía que eso sería cruzar una línea. Tampoco incluí en el libro todos los regalos que John me hizo. Nunca estuve en su nómina, ni siquiera cuando me convertí en el portavoz oficial del patrimonio”

AUNQUE Mintz consideraba a Yoko la más fácil de las dos y con la que tenía más afinidad, John era el más divertido. “Tenía momentos de gran humor y picardía, aunque a veces gritaba obscenidades”, explica. “Yoko era sin duda más amable y tranquila”

Aunque insiste en que nunca se sintió impresionado por las estrellas y que, al crecer en Nueva York, era más fan de Elvis que de los Beatles, Mintz admite que estaba nervioso antes de su primera entrevista con el cantante, que tuvo lugar el día del 30.º cumpleaños de John y fue organizada por Yoko.

Sin embargo, a pesar del estatus de superestrella de Lennon, Mintz lo encontró “amable y completamente normal”. El músico le dijo: “Creo que soy más feliz que nunca. Tengo a Yoko, y eso es lo único que realmente me importa”.

Pero, poco después de la entrevista, el libro detalla cómo Lennon llamó a Mintz, desesperado por conseguir drogas, bueno, pastillas para adelgazar.

 “Pensaban que todo el mundo en Hollywood era delgado y estaba en forma, y que existían pastillas mágicas para adelgazar, e insistían en que se las consiguiera”, escribe. John había luchado toda su vida contra su peso. Solía bromear diciendo que cuando rodaron Help! estaba en su época de ‘Elvis gordo’: le daba mucha vergüenza y se lo tomaba muy en serio. Había probado todas las dietas de moda del mundo y estaba claramente abierto a cualquier otro método nuevo para perder peso que surgiera”

Yoko estaba igualmente obsesionada con su peso, según Mintz, quien dijo que la pareja organizaba su armario en función de sus fluctuaciones de talla.

La última vez que vio a Yoko fue hace dos años, en su 90 cumpleaños, y dice que sigue “tan guapa y bien peinada como siempre”

Pero él no sabe si ella ha leído su libro o si aprueba sus revelaciones. Tras una breve separación, les dije que no, a pesar de que el libro fue idea de su hijo Sean.

Sean, de 49 años, dijo: “La razón por la que quería que Elliot escribiera un libro, ante todo, es porque es un buen narrador. El hecho de que estuviera presente en las vidas de John y Yoko (y en la mía) es solo la cereza del pastel”

Aunque Mintz ha estado en la vida de Sean desde su nacimiento en 1975, la pareja eligió a Elton John como su padrino y le dijeron a Mintz en tono de broma: “Te consideramos como su padrino, pero nos decidimos por Elton porque él le daría mejores regalos”

Pero Mintz escribe: “Algunos de los regalos eran totalmente inapropiados para su edad. Elton John le envió una vez a Sean una moto; Sean era demasiado pequeño para montarse en ella”. El libro también analiza los verdaderos sentimientos de John hacia The Beatles.

“Era como un matrimonio; disfruté más del principio que del final”, le dijo a Mintz. Y revela algunas de las inseguridades profesionales de John, como sus celos del cantautor estadounidense Bob Dylan.

“Todo el mundo lo mira como si fuera una especie de genio”, le dijo Lennon a Mintz. “¡Soy tan buen compositor como Dylan! Mis canciones son muy sencillas, muy directas. Hay poesía en ellas, pero es poesía de la clase trabajadora, poesía rock “n” roll”

También salen a la luz detalles del infame “fin de semana perdido” de Lennon, los 18 meses en los que él y Yoko estuvieron separados, incluyendo una furiosa crisis provocada por las drogas, durante la cual Mintz se convirtió en el blanco de sus ataques.

Mintz recuerda: “Como era amigo tanto de John como de Yoko, cuando se separaron brevemente les dije que no quería que compartieran sus secretos conmigo y esperaran que se los ocultara al otro"

“Pero mientras estaban separados, John preguntaba constantemente por Yoko. Sin embargo, yo estaba enfadado con él por humillarla públicamente. Él restaba importancia y decía que solo estaba siendo ‘jodidamente sincero’, pero yo pensaba que era hiriente”. Uno de los pasajes más conmovedores es cuando Mintz se entera del asesinato de John. Primero, su madre le llama desde Nueva York para decirle que ha pasado algo y, luego, en un avión desde Los Ángeles, una azafata llorosa le confirma la noticia.

“Durante esas cinco o seis horas, me sentí ‘cripple inside’ [paralizado por dentro], por citar una de las canciones de John”, recuerda. “Lloré. Fue mi momento de duelo privado, porque sabía que, una vez allí, no sería de ninguna ayuda para Yoko o Sean en ese estado. Tenía que ser fuerte por ellos”

Ahora afirma: “No incluí en el libro los detalles increíblemente espeluznantes de lo que vi en la entrada del Dakota cuando llegué, pero son imágenes que no puedo olvidar, incluso después de todo este tiempo”

 Más tarde, Mintz tuvo la oportunidad de hablar cara a cara con el fan obsesionado que había matado a John a sangre fría frente a su propia casa. Mark Chapman disparó a Lennon cuatro veces en la espalda y el hombro. Estaba leyendo una copia de ‘The Catcher in the Rye’ [El Guardián entre el Centeno], la novela sobre la transición a la edad adulta de J. D. Salinger, que según él fue su inspiración para el tiroteo, cuando la policía llegó para arrestarlo.

SIGUE recluido en el centro penitenciario ‘Green Haven Correctional Facility’ de Nueva York, donde cumple una condena de entre 20 años y cadena perpetua, y se le ha denegado la libertad condicional en múltiples ocasiones.

“El biógrafo de Chapman se puso en contacto conmigo para decirme que Chapman quería hablar conmigo o con Yoko”, afirma Mintz. “Aunque quería comprender, más allá de lo que ya se sabía sobre él, cuáles eran sus motivos, rechacé la oportunidad. La idea de estar en la misma habitación que el hombre que asesinó a mi mejor amigo me resultaba incomprensible y no quería darle publicidad ni atención”. Tras el tiroteo, con todo el mundo de luto, Mintz se ocupó de clasificar las pertenencias de John en el apartamento de la pareja, situado en el séptimo piso del edificio Dakota.

“Yoko me pidió que lo hiciera, y rara vez he podido decirle que no a Yoko, y mucho menos a John”, dice en voz baja. “De hecho, esa fue la historia de mi vida”

Reflexionando sobre cómo habría sido su vida sin John y Yoko, Mintz, que nunca se casó ni tuvo hijos y vive solo, dice: “Desde el momento en que nos conocimos en mi programa de radio, en 1971, podría haber descubierto un destino muy diferente para mí. Podría haber acabado viviendo una existencia más equilibrada y tradicional. Podría haberme casado, haber tenido hijos o incluso haber hecho amigos normales que no guardaran secretos extraordinarios que tuviera que ocultar de las miradas indiscretas de todo el mundo. Quizás habría habido pequeños Elliots corriendo por ahí a los que habría llevado a entrenamientos de fútbol o clases de ballet. O quizás habría acabado trabajando en el horario de medianoche a 6 de la mañana en una emisora de radio regional poniendo canciones antiguas”

Y añade: “En cierto sentido, creía que estaba casado con John y Yoko. Así que, cuando lo pienso así, no lo habría cambiado por nada del mundo”

• We All Shine On: John, Yoko & Me, de Elliot Mintz (Penguin, 10,99 £) se publica el próximo jueves.


(Publicado en el Daily Express del 20 de septiembre del 2025)
[Traducido y editado por Guillermo Velarde para Mundo Beatle]

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